Con el permiso de Ustedes, escribo para ella

Irqui. Hace un mes y medio le diagnosticaron Distemper. Ella había llegado a mi casa necesitada de cariño y atención, la recibimos buenamente porque comprendimos que había llegado el momento de llenar el vacío que luego de 14 años de mutua compañía nos dejó Illary. Pues bien nos llenó a todos de alegría y sonrisas porque es pura travesura, a sus cortos 6 meses no puedo imaginar un animal tan inquieto. Como imaginarán el diagnóstico del médico nos dejó helados, le recetó 5 tipos de pastillas y 3 inyecciones, una de las cuales me dolió en el alma más que a ella al escuchar sus aullidos. El médico dijo que de 100 casos, 95 eran mortales, de los 5 que se salvaban sólo 2 quedaban sin secuelas o daños permanentes.

Bueno Irqui está dentro estos dos casos, ha superado todo y está muy sana. Esta no es una historia triste como imaginaban, en realidad me alegró tanto saberlo que le quise dedicar este post. Mientras escribo ella está tirada de panza en la puerta de mi estudio, de alguna manera me acompaña hasta tarde cuando trabajo aquí. Por eso recordé un escrito de Hernán Casciari Orsai, genial argentino:

UN PERRO PUEDE ESTAR RENGO, ronco, ciego, hambriento, descaderado, sordo, encandilado, roto, puede sacar la lengua porque está cansado e inventarse otra para lamerse; puede ser un hotel lleno de parásitos, puede llorar, aullar, desconsolarse, saberse animal y doméstico, puede no tener dios a su perruna imagen y semejanza, ni virgen maría; ni saber la hora, ni saber el año, ni saber si el frío está afuera o en sus huesos, ni saber si aquello que lo pateó es el diablo; puede entender catorce palabras de hombre, y entender que un año para él son siete años y que la muerte llega así más pronto; un perro puede estar mal, horriblemente mal, a punto de morirse, pero igual —si lo llamás con ganas— agarra y viene y te arma fiesta y te mueve la cola y se te queda al lado, por las dudas de que vos estés más triste.

Irqui en todo este tiempo no sólo demostró fortaleza, sino mucho cariño y eso es lo importante, creo. En fin! esto va para ella (quien es demasiado traviesa) aunque mal pague.

1 Tuvieron algo que decir:

Anónimo dijo...

Cuando le pasó a Irki lo que tan lo que tan testimonialmente aquí narras ,me sentí muy mal .Primero por que se trataba de ella ,porque la quería y segundo porque me sentía culpable de no quererla tanto como a mi Illary .Es tan pero tan traviesa ,tan tosca y querendona que me abruma .Ni modo la quiero .La seguiré queriendo .Después de todo el perro es un ser tan fiel que muchos humanos deberiamos imitar
Gracias mil Wilito por tan bello comentario .
Lucy .

 
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