Pero nada de esto me saca de la cabeza la imagen primera que vi al llegar al centro de Chiclayo en mi gran viaje maratónico al norte.
"En Reconstrucción" rezaba el letrero en la fachada de lo que quedó del municipio de Chiclayo, y trajo a la memoria los dantescos y desgraciados hechos del pasado 7 de setiembre del 2006, cuando hordas de desadaptados (algunos empleados mismos del Concejo) comandadas por el tristemente célebre Arturo Castillo, incendiaron el edificio.
La pena, la rabia y la desilusion hicieron presa de mi, recordé estos sucesos, los cuales fueron iniciados por un puerco y bajo apetito de poder, que sin importar patrimonios culturales, ni símbolos regionales, acabó con lo que encontró a su paso.
Recordé entonces la historia del Perú, y al maestro Basadre, que citaba los inumerables casos de personas que habiendo tenido el destino de la Nación en las manos, se dejaron llevar por sus apetitos personales y lograron hacer lo que es hoy nuestro país: un Perú con patrimonios culturales incendiados, orinados, vejados y escupidos.
Triste inicio del viaje.
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