Ser hermano sandwish explica muchos de mis comportamientos, actitudes y hasta formas de enfrentar la vida, una de estas ha sido la mala relación que he tenido durante años con mi hermano menor, una relación tirante y poco tolerante de parte mía, si bien es cierto reconozco que cuando éramos niños casi lo adopté como mi protegido con la llegada de la adolescencia y más aún en la juventud el distanciamiento fue enorme, supongo que su falta de paciencia para conmigo es causa de mi animadversión, mal humor y rechazo. Hoy, en la madurez, aún me resulta difícil entenderlo y reconocerlo, y aunque nuestra relación ha mejorado bastante, resulta muy lejana de las que tienen algunos amigos con su hermanos: de confidentes, socios y hasta compañeros de juergas.
Cuando el domingo pasado fuimos al concierto de Soda, pese a no gustarnos del todo (la cosa era estar ahí), pasamos un rato muy agradable y sobre todo íntimo, lo cual fue refrendado por la cena pollística, y las confesiones amoriles en la sobremesa. Fue un momento, cómo decir...? ¡mágico!; sentí a mi hermano muy cerca de mi, y sobre todo muy querido.
Por eso, con la imagen que me quedo del concierto, es esta: mi hermano y yo abrazados, saltando y gritando "...de aquel amor de música ligera..."
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1 Tuvieron algo que decir:
la zona más democrática del Estadio? yaa... conciertazo, sirvió hasta para "ordenar afectos". Un abrazo!!!
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