El mediodía del arribo lo justo un ceviche bien servido y bien fresco, el lugar recomendado por los embajadores del "yo conozco mi ciudad": los mototaxistas, el restaurant "Las Terrazas", que aparte de su gastronomía tiene la mejor vista de esta ciudad desordenada pero alegre y variopinta. Les recomiendo aparte de un buen ceviche mixto reparador, la "jalea a la Tumbesina" realmente espectacular. Luego de las cervezas de rigor, a seguir el viaje. Sabíamos que desde Huaquillas se tomaban los buses para Quito, lo que desconocíamos era dónde, el tiempo de viaje y cuánto costaría. Pues tristemente nos entaramos que el viaje era de 12 horas, lo que echaba por tierra nuestros planes juegueros en la capital ecuatoriana, eran las 3 de la tarde y además no sospechábamos que esta ruta iba a ser bien pesada.
En el puesto de migraciones ecuatoriano, se estacionó un bus, y al puro estilo combi "todo Javier Prado" el boletero gritaba "Quito, Quito, Quito", subimos luego de acomodar las mochilas en la bodega, casi no nos dimos cuenta a qué empresa de transportes pertenecía dicho bus. EL taxista que amablemente nos llevó desde el puente internacional a Migraciones de Machala (distante a unos 10 minutos) nos recomendó "El Panamericano", lo mejorcito para ir a la capital, según dijo, bueno pues el bus coincidentemente resultó ser de esa empresa, 10 dólares el pasaje, asientos bastante incómodos, sin aire acondicionado y un baño al que no me atreví a entrar.
La ruta, me hizo recordar mucho los cuentos pre-Cien años de Soledad de Gabito, puesto que las plantaciones de banano se sucedían sin descanso a lo largo de toda la carretera, millones de platanales que me hacían pensar en la riqueza natural de este país tan golpeado políticamente en los últimos años. El viaje transcurría lentamente, ya que el bus paraba en todos los pequeños pueblos a recoger nuevos pasajeros, llamó mucho mi atención la idiosincracia del ecuatoriano: parco, por amable, y muy antisolidario, sobre todo en cada control antidrogas del camino, que por lo menos sumó unos 10.
Llegamos a la andina ciudad de Quito a las 3:30 de la mañana, y nos alojamos en un hotel bastante cómodo de la zona más bohemia de la ciudad, nada descubrí de ella hasta más tarde cuando íbamos camino al aeropuerto, la capital ecuatoriana nos mostró su mejor cara, las zonas residenciales, la financiera y hasta la turística (con teleférico incluido), hasta arribar al terminal aéreo el "Mariscal Sucre" (el más pequeño que he visto en Latinoamerica, me contaron que están construyendo uno de mayores longitudes).
El check-in sin problemas, asistido por la hermosa Pamela (no quiso decirnos su apellido) counter de Santa Bárbara Airlines, quien hasta se conmovió de nuestro largo viaje desde Lima. Pasamos inmigraciones con apuros puesto que anunciaron que el avión había adelantado su salida, lo que no fue cierto al final, así que la carrera a velocidad hacía la sala de embarque sólo nos produjo innecesaria agitación.
Arribamos al aerpuerto Simón Bolívar de Maíquetía en Venezuela a mediodía, con una temperatura de 31°C, y maravillados de todos los colores que puede tener el mar en una zona tan hermosa como el caribe (visto desde el avión). Y desde el saque, comprendí porque ese país ha tenido tantas misses Mundo (como la última) y es que la belleza de la mujer venezolana es incomparable.
Por eso, la sonrisa de la chica de Migraciones me duró mucho rato y me acompañó en ese primer vistazo a la capital, Caracas, ciudad de contrastes y a la vez de mucho colorido, pero ese es tema para otro post.
Utilitarios:
Pasaje terrestre Lima - Tumbes en Oltursa: S/ 100.00
El mejor ceviche y jalea de Tumbes: Restaurante Las Terrazas
Pasaje terrestre Huaquillas - Quito: $ 10.00 (la mejor empresa es Continentales, aire acondicionado y baño limpio al menos)
Impuesto de Salida en el aeropuerto de Quito: $ 42.80
Tags: Viaje Tumbes Huaquillas Quito Caracas Venezuela
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